Pemex y la calificación de deuda mexicana

Genevieve Signoret & Delia Paredes

(You can read the original English version here.)

Continuamos compartiendo extractos de la última edición de nuestro informe, Perspectiva Trimestral 2023-2025: Aterrizaje suave de nuevo, donde presentamos tres escenarios para la economía global en los próximos dos años. Los escenarios pueden visualizarse como una vía de tren: cada vía lleva la economía en una dirección distinta. Un escenario se construye sobre un grupo de hipótesis. Los tres juegos de hipótesis “pivotan” la economía entre un riel y otro.


Pemex es la empresa energética estatal más endeudada del mundo: debe 110.5 mil millones de dólares, principalmente a tenedores de bonos. Deberá pagar la friolera de 25 mil millones en el corto plazo, y 4 mil millones este año.

Antes de la elección de AMLO en 2018, el plan del gobierno era reformar a Pemex: vender sus activos menos rentables, disminuir su fuerza laboral y negociar con el sindicato un recorte de sus pasivos laborales. AMLO dio marcha atrás a estos planes y, en 2020, la deuda de Pemex cayó en calificación a “basura”.

La deuda total de Pemex asciende a 8% del PIB de México. Desde 2018, el apoyo fiscal a Pemex le ha costado a México, anualmente, un punto porcentual del PIB. Toda la recaudación llega a escasos 13 o 14 puntos.

¿Seguirá México vaciando sus propias arcas para evitar un incumplimiento de Pemex? Supongamos que sí. ¿Podrá mantener su propia calificación (de deuda soberana) de grado de inversión? ¿O se salvará permitiendo que Pemex reestructure su deuda (que incumpla) y posteriormente se reforme?

En Aterrizaje suave, asumimos que, durante el periodo de pronóstico, el gobierno seguirá apoyando a Pemex, y que las agencias calificadoras responderán sólo recortando su perspectiva. México no perderá su grado de inversión.

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