Inversión en renta fija: Incluso más difícil de lo habitual

Alastair Winter

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Aquí Alastair escribiendo desde Londres.

Las cifras más recientes de inflación IPC en EE. UU dieron lugar a una oleada de prensa alarmista la semana pasada. La inevitable disminución en el flujo de terribles cifras de inflación se está posponiendo en 2022 e incluso hasta 2023. Aunque efectivamente parece que la inflación seguirá “alta” por más tiempo de lo que muchos anticiparon, el mercado ha concluido que la mayoría de los bancos centrales han decidido elevar tasas más rápido y más temprano para atajar la inflación.

Se anticipa una serie de incrementos de 75pb en la tasa de fondos federales de la Fed.

El BCE ha prometido subir sus tasas en un mínimo de 25pb el 21 de julio y podría redoblar para concluir, tras ocho años, su política de tasas negativas. El Riksbank podría ser el primero en eliminar tal política en su próxima reunión, el 30 de julio.

Los bancos centrales de Australia, Brasil, India y (¡sorpresa!) Suiza se han unido a la Fed y al Banco de Inglaterra en el alza de tasas de junio, mientras que los de México e Indonesia lo harán antes del fin de este mes. Sin embargo, hay considerable especulación en cuanto al ritmo de aumento y el máximo en las tasas de interés en el Reino Unido, ya que al Banco de Inglaterra le preocupa, y con razón, la posibilidad de una recesión, y el Gobernador Bailey parece más susceptible que sus predecesores a presiones políticas.

El Banco de Corea bien podría ser reacio a subir más allá del nivel de 3%, mientras que el Banco de Japón se encuentra en una lucha cuesta arriba para defender su objetivo de 0% para el rendimiento del bono soberano japonés a 10 años.

La posibilidad de decisiones más agresivas por parte de los bancos centrales es lo que ha atemorizado a los mercados, haciéndoles creer que es probable que ocurran recesiones en muchas economías, incluyendo a EE. UU, al Reino Unido y a la zona del euro. Los bancos centrales, sin embargo, estarán concentrados en no empeorar una recesión al constreñir la demanda con alzas “excesivas” en sus tasas, aunque la mayoría dice que espera poder evitar completamente caer en recesión. El resultado es que el mercado es perfectamente capaz de concluir que las tasas de interés no subirán tanto como teme actualmente. Esto bien podría significar que los bancos centrales se refrenarán, o que, habiendo subido bruscamente sus tasas, empezarán pronto a bajarlas de nuevo. En cualquier caso, los máximos en tasas no serán comparables con los de la era de Volcker.

Lo anterior hace que invertir en renta fija sea incluso más difícil de lo habitual, particularmente a plazos más cortos, en monedas que no sean el dólar y en activos con calificaciones de crédito más bajas (sea en dólares o no). Muchos inversionistas institucionales enfrentan la tentación de conformarse con bonos de grado de inversión denominados en dólares con duraciones más largas. Esto podría llevar a un ciclo de retroalimentación con las expectativas de aumentos en las tasas de interés.

¡Fácil!

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