Los estudiantes hongkoneses agitan a la política china

Genevieve Signoret

Política y geopolítica

El movimiento Occupy Central de los estudiantes hongkoneses ha ocupado las primeras planas de los periódicos globales en las últimas semanas. Su importancia radica no sólo en sus posibles consecuencias locales, sino en un posible contagio a China continental. En este texto exploramos las causas y posibles consecuencias de este fenómeno.

Antes de la retrocesión en 1997, Hong Kong era dirigido por un gobernador nombrado desde Londres. El día de hoy aún no es suficiente ser un ciudadano hongkonés para poder elegir a sus representantes: el gobernador es elegido por un comité que consta de 1,200 electores provenientes de distintas corporaciones.

Este sistema de elección a través de un comité y no de sufragio universal está contemplado como un primer paso de transición en la Basic Law hongkonesa. En este documento podemos leer que el objetivo final es tener un proceso democrático:

The ultimate aim is the selection of the Chief Executive by universal suffrage upon nomination by a broadly representative nominating committee in accordance with democratic procedures.

Este último extracto es justamente el utilizado por ambos bandos en el conflicto hongkonés. Por un lado los estudiantes se centran en los “democratic procedures” y piden eliminar la frase “upon nomination by a broadly representative nominating committee”. Mientras tanto el gobierno central en Beijing prefiere conservar está última frase y menospreciar la primera.

Hong Kong tiene una estructura política poco convencional
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El 31 de agosto Beijing informó que en 2017 el gobernador de la región será elegido por voto universal, sin embargo, advirtió que los candidatos tendrán que ser aprobados por el gobierno central.  El día siguiente, un grupo de manifestantes salió a las calles de Hong Kong exigiendo mayor democracia; el gobierno hongkonés intentó reprimir a los manifestantes (en su mayoría estudiantes) empleando gas lacrimógeno. Para protegerse, los manifestantes se cubrieron bajo sombrillas. Estos hechos provocaron que las sombrillas se convirtiesen en un nuevo símbolo de la protesta pacífica, y les han ganado la simpatía de la opinión pública global. Últimamente la represión ha cesado.

¿Cuál será el futuro de este movimiento? Peter Kammerer en el South China Morning Post nos dice que en Hong Kong las protestas no suelen hacer cambiar de parecer a las autoridades:

Hongkongers hold hundreds of protests each year, the majority involving a handful of people. The most prominent are the July 1 and Labour Day rallies and the June 4 Tiananmen Square remembrance in Victoria Park, each of which brings tens of thousands together to call for change. Despite the kilometres marched and all the chanting and singing, though, protesters have little to show for their effort. 

De acuerdo a  J.C. en el blog Analects de The Economist, los manifestantes deberán encontrar un punto medio en sus peticiones:

Moderates argue that asking for a change to the Basic Law text would be a non-starter, but a lower bar for nomination of candidates could help get at least one democratic candidate running in the 2017 elections.

J.C. advierte también de los riesgos de no llegar a un acuerdo:

If the talks fail, there could be many more rounds of street protests in Hong Kong. Leaders in Beijing would need to choose between the possibility of having one democratic candidate running for chief executive or the likelihood that angry protests would cause chaos on Hong Kong’s streets—and perhaps inspire mainland Chinese activists—for years to come.

Estaremos atentos al desarrollo de este proceso durante las próximas semanas y a las consecuencias que podría tener en el sistema político chino y hongkonés.

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