Asignación de activos mediante fondos cotizados en bolsa (ETF). Tercera parte: La asignación objetivo.

Genevieve Signoret

Carta de Querétaro

Primera parte: Los ETF
Segunda parte: Renta variable y fija

En esta tercera parte de un manual básico de asignación de activos mediante fondos cotizados en bolsa (ETF), explico qué es una asignación y cómo puedo expresar una estrategia como una asignación de activos. También explico el concepto de rebalanceo del portafolio. Todos sabemos que para ganar dinero en la bolsa se requiere comprar barato y vender caro, ¿verdad? Pues la disciplina del rebalanceo anual institucionaliza este hábito específico.

Ilustración sencilla de una asignación objetivo

La asignación de activos consiste en dividir el pastel que representa la cartera en porciones expresadas como porcentajes y asignar a cada porción una categoría de activos. La estrategia más básica que hay es dividir la cartera en dos partes iguales y asignar una mitad a la renta variable –digamos, con el ETF indizado representativo de la Bolsa Mexicana de Valores, Naftrac– y la otra a la renta fija –digamos, con el ETF indizado AGG– que representa el universo de renta fija estadounidense con grado de inversión.

Noten que con esta cartera no sólo se reparte el riesgo entre renta fija y renta variable sino también entre el peso mexicano y el dólar estadounidense. Con solo dos ETF, estamos evitando concentrar diversos riesgos simultáneamente: mediante la diversificación internacional, el riesgo país de México y el de EE UU; mediante la diversificación entre clases de activos, el riesgo inherente en la renta fija y el que conlleva la renta variable.

Esta sencilla cartera es apta para un cliente cuyo horizonte de inversión es de largo plazo pero que es cauteloso. Está construida para que la cartera en casi cualquier punto del ciclo económico vaya de subida, pero a un ritmo lento.

Imaginemos ahora que yo soy el estratega de este cliente. ¿Cómo expreso mi estrategia? Como una asignación objetivo de activos: quiero que el cliente tenga 50% de su capital invertido en renta variable mexicana y 50% en renta fija estadounidense, grado de inversión. Es decir, expresar la estrategia es lo mismo que especificar, en porcentajes, la asignación del portafolio a las diversas clases de activos que tiene.

Sólo que tenemos un problema. Un segundo después de que nuestro cliente haya entrado en el mercado, los precios de sus acciones (Naftrac y AGG) se movieron. Por ende, la asignación de su cartera dejó de ser exactamente 50-50. Después de un año, la divergencia puede ser mayor. Por ejemplo, puede que la cartera esté 46.45% invertida en Naftrac y 53.55% en AGG.

Al mismo tiempo, supongamos que no ha cambiado mi estrategia: la asignación objetivo aún es 50% renta variable mexicana (Naftrac), 50% renta fija estadounidense, grado de inversión (AGG).

Para restaurar la ponderación objetivo, haré lo que se llama “rebalancear el portafolio”. Significa vender un poco de la acción (del fondo) cuyo peso ahora excede 50% porque su precio subió en el año anterior y comprar un poco de la otra, cuyo precio bajó, de modo que las proporciones otra vez queden (aunque de manera fugaz) en exactamente 50%-50%.

Ahora bien, todos sabemos que para ganar dinero en la bolsa, debemos comprar barato y vender caro, ¿no se así? Pues el rebalanceo anual torna rutina este hábito específico. Es decir, la disciplina de, independientemente de lo que esté pasando en ese momento en el mercado, comprar lo que ha bajado de precio y vender lo que ha subido para volver a restaurar la asignación objetivo, asegura que siempre estemos comprando barato y vendiendo caro.

Primera parte: Los ETF
Segunda parte: Renta variable y fija
Tercera parte: La asignación objetivo

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