¿Deberías vender tu negocio?

Genevieve Signoret

Carta de la Presidente

Ayer di una conferencia en Ciudad de México en la que uno de los asistentes levantó la mano y dijo, “Tengo un comprador para mi negocio. ¿Debería venderlo e invertir en el mercado?” Obviamente mi interlocutor no esperaba que le diera la respuesta correcta, sino más bien un enfoque de cómo llegar él mismo a una conclusión.

Antes que nada, le contesté, si, además del accionista mayoritario eres el director ejecutivo, separa la decisión de inversión de la decisión laboral. Por experiencia propia, me imagino que dirigir su empresa es muy emocionante. Pero hay otros trabajos igual de emocionantes en otras partes, e incluso puede que el comprador le pida que se quede durante la etapa de transición. Así es que ahora enfoquémonos en la decisión de inversión.

Para ello realiza el siguiente experimento: Imagínate que sí vendes el negocio, al precio que crees poder obtener.

¿Te estás imaginando todo ese dinero en tu cuenta de cheques?

Ahora decide: ¿Deberías recomprar tu negocio o invertir el efectivo en un portafolio ampliamente diversificado entre clases de activos, países, divisas y títulos?

Recuerda, al comprar de vuelta tu negocio te expondrás a un riesgo gigantesco de concentración. Tu negocio representa una sola clase de activo: renta variable. Además, tu riesgo está probablemente concentrado en un solo país, una sola divisa, y un solo segmento en una sola industria. Finalmente, es una sola empresa.

Ahora que has considerado el riesgo de concentración, pregúntate: “Bajo mi control, ¿el retorno que espero obtener es tan extraordinario que compensará todo el riesgo?”

Solamente tú sabes la respuesta.

Lo que acabamos de hacer funciona para cualquier decisión de venta de activos, así es que repasemos. Primero, imagina que ya vendiste. Luego (ignorando los costos de transacción), pregúntate si debes recomprar el activo o invertir en otra cosa. Si la respuesta es invertir en otra cosa, entonces vende.

Esto es lo que significa “ignorar los costos hundidos”. Mantén en tu portafolio de inversión sólo aquellos activos que comprarías si entraras hoy al mercado.

Desecha el resto.

 

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